domingo, 31 de octubre de 2010

Acuerdo mundial sobre biodiversidad


Universo-verde
La cumbre de Japón establece metas para 2020, aunque son criticadas por demasiado débiles. También se acuerda cómo repartir las ganancias derivadas de las plantas.

Luego de doce días de tensas negociaciones, más de 190 paises reunidos en la Cumbre de Biodiversidad en Nagoya, Japón, acordaron un nuevo plan para 2020 dirigido a proteger las especies del planeta. Pero las metas acordadas son menos exigentes y específicas de lo que pedían los expertos en conservación.

En el encuentro también se logró un acuerdo en torno a un tema clave para América Latina: cómo regular el acceso a los recursos genéticos de las plantas y el reparto de los beneficios que se obtienen de ellas.

Los delegados estuvieron reunidos hasta altas horas de la noche y la principal manzana de la discordia fue precisamente el llamado Protocolo ABS (Access and Benefit sharingo acceso y reparto de beneficios). Brasil y otros países en desarrollo ricos en biodiversidad habían insistido durante todo el encuentro que no firmarían las metas generales a menos que hubiera también un acuerdo sobre el protocolo.

Los países en desarrollo lograron una concesión importante: que el acuerdo cubra todo lo que que se llegue a obtener a partir de sus plantas -lo que técnicamente se conoce como "derivados".

Los países industrializados y naciones como Suiza, que tienen una poderosa industria farmacéutica, querían un acuerdo mucho más limitado.

"Cada palabra en estos documentos no es sólo una palabra", dijo a la BBC Hugo Schally, principal negociador europeo en este tema. "Para la industria estas palabras pueden significar diferencias de miles de millones de dólares".

Metas polémicas

En materia de detener la pérdida de biodiversidad, el acuerdo logrado en Nagoya establece como meta proteger el 17% de los espacios terrestres y el 10% de los océanos, para 2020.

Muchos expertos consideran estas metas demasiado débiles, apuntando que ya se protege al 13% de las superficies terrestres y que la meta del 10% para áreas marinas es la que ya existía antes de la cumbre.

Varias organizaciones de conservación expresaron que las nuevas metas pueden no ser suficientes para detener la pérdida de especies.

"Los delegados se irán ahora de Nagoya, pero el trabajo para salvar la vida en el planeta tiene que reanudarse el lunes por la mañana", dijo a la BBC Jane Smart, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Japón asumió la presidencia de la Convención de Diversidad Biológica hasta 2012 y según Wakao Hanaoka, de Greenpeace, "eso debe significar en la práctica que tome medidas concretas para reducir la pesca de especies lucrativas y amenazadas como el atún rojo".

El director del Fondo Mundial para la Naturaleza, Jim Leape, dijo que a pesar de las limitaciones del acuerdo "éste reafirma la necesidad fundamental de conservar la naturaleza como la base de nuestra salud y nuestra economía. Los gobiernos han dado un fuerte mensaje de que proteger al planeta es un tema central de la política internacional".

Recursos financieros

Varios países en desarrollo advirtieron que no tienen los fondos necesario para implementar las nuevas metas. Ponerlas en práctica requiere desde pagar guardias hasta sistemas complejos de monitoreo.

"Los bosques en nuestros países son vitales para todo el planeta y esperamos ayuda financiera para poder conservarlos por el bien común de la humanidad", dijo Johansen Voker, de la Agencia de Protección Ambiental de Liberia.

Los países desarrollados se comprometieron a establecer mecanismos para reunir fondos de ayuda para 2020, lo que puede significar un importante flujo de fondos para las naciones en desarrollo. Los planes deben estar en pie para 2012, cuando Rio de Janeiro será la sede de la segunda Cumbre de la Tierra, dos décadas después de albergar la primera.

Las cifras que se manejan parecen demasiado ambiciosas, particularmente si se tiene en cuenta que los gobiernos ya se han comprometido a reunir US$100 mil millones para combatir el cambio climático para 2020.

"Pensar en resolver el problema de la pérdida de biodiversidad sólo con fondos públicos es una ilusión", dijo a la BBC la ministra de ecología de Francia, Chantal Jouanno. "Las empresas privadas deben contribuir y esto es algo lógico, porque que obtienen ganancias aprovechando los recursos de la biodiversidad".

La cumbre en Nagoya fue la X Conferencia de las Partes de la Convención sobre Biodiversidad (COP10). Tanto el secretario general de la Convención como la ONU habían admitido antes del encuentro el fracaso individual y colectivo en reducir la pérdida de biodiversidad.

La gran pregunta es si las metas acordadas en Nagoya son lo suficientemente específicas para alterar lo que para muchos es la gran tragedia: la pérdida de biodiversidad a un ritmo mil veces superior al considerado natural. Al menos un quinto de las especies del planeta están amenazadas de desaparecer. En el caso de los anfribios, la cifra es superior al 40%.

En palabras del naturalista Edward O. Wilson, "estamos dejando escapar la naturaleza de entre nuestras manos y con ello nos estamos perdiendo a nosotros mismos".

jueves, 21 de octubre de 2010

Siembra de nubes reflectoras


Universo-verde
Rociando desde el mar gotas de agua salada del tamaño de un micrón (una milésima parte de un milímetro) a través de unas pequeñas embarcaciones, un grupo de científicos modifica las nubes para ayudar a revertir el calentamiento global.
La reflectividad solar de las nubes depende de la distribución del tamaño de las gotas de agua presentes en ellas. Ante esta premisa, dos científicos estudian la posibilidad de modificar la concentración de los núcleos de condensación de las nubes marinas para hacerlas más reflectantes y así devolver los rayos solares hacia el espacio.

Las nubes son acumulaciones de pequeñas gotas de agua o de partículas de hielo que se mantienen en suspensión en la atmósfera y que forman una masa de vapor acuoso de color variable según su densidad o según la luz.

Basándose en la composición de las nubes, John Latham, investigador del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (EE. UU.) y catedrático de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y Stephen Salter, profesor de la Universidad de Edimburgo (Escocia), han buscado una solución a favor del enfriamiento de la Tierra.

Su proyecto gira en torno a la idea de que "las nubes bajas [o estratocúmulos] son buenos reflectores de los rayos solares, y su reflectividad aumenta si se emplea el reconocido efecto Twomey", detalla a EFE John Latham.

Sean Twomey comprobó que el albedo (porcentaje de radiación luminosa o electromagnética que refleja una superficie) de las nubes aumenta, cuando el tamaño de las gotitas de agua contenidas en ellas es más pequeño.

Siguiendo esta teoría, los científicos se propusieron modificar el albedo o reflectividad solar de las nubes bajas, rociando desde el mar gotas de agua salada del tamaño de un micrón (una milésima parte de un milímetro) hacia la turbulenta capa límite ubicada detrás de las nubes estratocúmulos marinas.

A menor tamaño de las gotas, mayor albedo

"Cuando los residuos de la evaporación de las gotas de agua llegan al nivel de las nubes, se crean muchísimos núcleos de condensación nuevos, lo que trae como resultado una mayor cantidad de gotas, pero de menor tamaño", precisan ambos expertos.
Todo este proceso da origen a una mayor reflectividad de las nubes marinas, que al funcionar como espejos, impiden el paso de los rayos solares y los desvían nuevamente hacia el espacio.

Puesto que la energía solar no alcanzaría la superficie terrestre con tanta vehemencia, se produciría un efecto de enfriamiento notable, que se traduce en un descenso drástico en las temperaturas atmosférica y oceánica.
"Actualmente, es un hecho que hay menos núcleos de condensación [o menos gotas de agua] en las nubes suspendidas en las masas de aire marinas que en las continentales", detallan Latham y Salter.

Mientras los núcleos de condensación o la cantidad de gotas de las nubes marinas se ubican entre 10 y 100 por centímetro cúbico, la de las nubes continentales contienen entre 1.000 y 5.000 por centímetro cúbico.

Ante esta realidad, los científicos se centran en aumentar la reflectividad especialmente de las nubes marinas para así reducir las temperaturas de los océanos y evitar una aceleración del deshielo polar. "Con el aumento de un 2,6% del albedo de las nubes, se podría revertir el daño ocasionado hasta el momento por las emisiones de dióxido de carbono", indican los expertos.

Botes controladores de clima

Para el rociado de las gotas milimétricas de agua salada, Latham y Salter han diseñado unos botes propulsados por energía eólica y controlados de forma remota. En vez de estar equipadas por velas, las embarcaciones tendrían turbinas o rotores hidráulicos que permitirían generar la energía necesaria para el bombeo y rociado del agua.

El bote contará, a su vez, con un mecanismo de filtros que desechará los residuos existentes en el agua salada. Una vez filtrada, el agua pasará por un rociador que permitirá controlar y variar el diámetro de las gotas.
"Cada bote sin tripulación tendrá un sistema de posicionamiento global (GPS), un listado de ubicaciones solicitadas y un canal de comunicaciones satelitales para hacer modificaciones y seguimientos de las zonas nubosas, migrar según las estaciones y regresar a puerto para recibir servicios de mantenimiento", señalan los estudiosos.

Estos instrumentos también servirán para hacer reportes sobre la temperatura atmosférica y oceánica, humedad, emisiones solares, dirección y velocidad de los vientos y corrientes, conteo del plancton y aerosol, salinidad, recepción radial e incluso podrían rescatar otras embarcaciones en peligro.

Latham sostiene que "los mejores sitios para ubicar estos botes son aquéllos en donde hay muchas nubes, principalmente en los trópicos. Las corrientes oceánicas servirán para trasladar este efecto de enfriamiento a los polos".

Según los expertos, "este propuesta consiste en una técnica ecológicamente benigna para reducir el calentamiento global, ya que sólo involucra agua salada y viento". En un principio, se necesitarían construir unos 50 botes; sin embargo, esta cifra cambiará con el trascurso del tiempo, elevándose hasta 1.500 embarcaciones entre 30 y 50 años.

Si bien se desconoce aún si esta idea traerá consigo algo efecto climático adverso, por ejemplo una mayor precipitación en las zonas continentales, lo cierto es que, de llegar a funcionar esta técnica, se podría estabilizar la temperatura de la Tierra y mantener la extensión de las capas de hielo polar.

"El efecto inmediato del control del albedo de las nubes sería el enfriamiento de la superficie del mar (...) Con este proyecto, también se podría reducir la frecuencia y fuerza de los huracanes y, a la vez, extender el área apropiada para el crecimiento del fitoplancton. Por otra parte, los océanos son un medio efectivo de almacenamiento térmico, y las corrientes, un mecanismo eficiente de transporte; de allí que los efectos iniciales se sentirían, a la larga, en todo el mundo", afirman los especialistas.

jueves, 14 de octubre de 2010

El verdadero costo de dañar al planeta



Universo-verde
Todos pagaremos altos costos económicos por la rápida degradación de ecosistemas, seamos ambientalistas o no, señalan estudios.

La muerte de abejas en 2007 le costó a los agricultores en EE.UU. US$15.000 millones, según el Departamento de Agricultura.

No es necesario ser un ambientalista para estar preocupado por la supervivencia de las especies en el planeta.

Pensemos en los agricultores en China, que ahora deben pagar para que sus árboles de manzana sean polinizados porque no hay suficientes abejas.

Y no son sólo las abejas las que están decayendo. Como resultado directo de la actividad humana, las especies se están extinguiendo a un ritmo mil veces superior al considerado natural.

Los ecosistemas también están sufriendo. El 20% de los arrecifes de coral han sido destruidos en décadas recientes y otro 20% se encuentra seriamente amenazado.

Las estadísticas conciernen a todos, porque somos todos los que acabaremos pagando la cuenta.

El verdadero costo

Por primera vez en la historia se está cuantificando el costo de la degradación de la biodiversidad.

La deforestación agrava el impacto devastador de las inundaciones.

El costo del daño causado por la actividad humana al medio ambiente en 2008 fue de entre US$ 2 billones y US$4,5 billones, según un reciente estudio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, titulado "La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad" (TEEB, por sus siglas en inglés).

La menor de las dos cifras es equivalente a toda la producción anual del Reino Unido o Italia.

Un segundo estudio, también realizado para la ONU, estima un costo aún mayor. La consultora Trucost, especializada en empresas y medio ambiente, calcula que el monto asciende a US$6,6 billones, o sea, cerca de un 11% de la producción económica mundial.

Estas cifras son naturalmente estimaciones. No hay una ciencia exacta que permita medir el impacto humano en el medio ambiente, pero los estudios dejan en claro que la destrucción de los ecosistemas representa un grave riesgo para la economía mundial.

Servicios naturales

La razón por la que el mundo está despertando al costo de la degradación es que hasta ahora, nadie tenía que pagar por ella.

Tanto empresas como individuos operaron durante mucho tiempo con la asunción de que los recursos eran infinitos, pero no lo son. Y sólo cuando se calcula cuánto cuesta protegerlos o reemplazarlos es que queda en claro cuán vitales son para la economía global.

En algunos casos, el vínculo es obvio. Por ejemplo, se requiere agua para los cultivos que nos alimentan. Y los peces proveen un sexto de la proteina consumida por la humanidad.

En otros casos, los nexos no saltan a simple vista. Los arrecifes son una barrera natural que protege a las costas ante tormentas devastadoras, las plantas proveen el material para medicamentos que salvan vidas y los insectos son los encargados de polinizar gran parte de los cultivos más productivos.

El caso de las abejas

Las interconexiones son complejas, pero a veces es posible estimar su valor económico.

Las inundaciones en Pakistán hicieron que el algodón alcanzara su precio más alto en 15 años.

En Estados Unidos en 2007, por ejemplo, el costo para los agricultores del colapso en el número de abejas fue de US$15.000 millones, según el Departamento de Agricultura en ese país.

Las inundaciones de 1998 en China mataron más de cuatro mil personas, desplazaron a millones y causaron pérdidas estimadas en US$30.000 millones. El gobierno chino reconoció que el corte indiscriminado de árboles en las cinco décadas anteriores había reducido drásticamente la protección contra inundaciones y prohibió la tala en esa zona.

El Centro de Investigaciones Forestales estima que en los 50 años anteriores a la prohibición, la tala le costó a la economía china cerca de US$12.000 millones al año.

"Una necesidad absoluta"

La pérdida de biodiversidad tiene un impacto sobre todo en los más pobres. El empleo de cientos de millones de personas depende de la pesca, la agricultura y los bosques para combustible.

"La biodiversidad es valiosa para todos, pero es absolutamente esencial para los pobres", asegura Paven Sukhdev, banquero y uno de los autores del TEEB.

Los recursos naturales y los servicios que proveen contribuyen al 75% de toda la producción en Indonesia y el 50% de la producción en India, según el TEEB.

Pero no sólo serán las poblaciones más pobres las que sufrirán. Las empresas serán cada vez más afectadas, teniendo que reemplazar servicios que los ecosistemas tradicionalmente ofrecían sin costo o pagar nuevos impuestos para financiar la preservación del medio ambiente. Y a esto se suma el costo generado por los desastres naturales, cada vez más frecuentes.

El daño ambiental causado por las principales 3.000 empresas del mundo en 2008 fue de US$2,15 billones, cerca de un tercio de sus ganancias combinadas, según estimaciones de Trucost.

Se trata de estimaciones, pero la escala del costo que deberán afrontar las empresas por su daño al medio ambiente no puede ser ignorada.

"Es bastante aterrador. Nadie en el mundo empresarial piensa que en algún momento esto no nos afectará", señala Gavin Neath, vicepresidente de sostenibilidad en Unilever.

Pensiones

Y mayores costos para las empresas significan mayores precios para los consumidores. Las inundaciones en China y Pakistán este año hicieron que el algodón alcanzara su precio más elevado en 15 años. En el Reino Unido, empresas de ropa como Next, Primark o H&M advirtieron que deberían elevar sus precios.

Los consumidores no sólo deberán pagar mayores precios. De acuerdo a Trucost, las ganancias de las principales empresas se verán afectadas y los costos de las acciones caerán.

Es en estas empresas, precisamente, que invierten los fondos de pensión, por lo que podrían verse afectados los montos de las jubilaciones de millones de personas.

El costo de la actual degradación de los recursos naturales de la Tierra será pagado por todos, ambientalistas o no.

domingo, 10 de octubre de 2010

Utilizan desechos humanos para calefacción residencial


Universo-verde

Hogares en un condado en Inglaterra son los primeros en utilizar gas obtenido a partir de desechos humanos.

Hasta 200 viviendas en Didcot utilizarán biometano a partir de aguas residuales.

Familias en Didcot, en Inglaterra, se convirtieron en los primeros ciudadanos del Reino Unido que utilizan gas obtenido a partir de sus propios desechos humanos para calentar sus hogares.

El gas obtenido será suministrado a las familias través de la red nacional de energía.

Hasta 200 viviendas en el condado inglés de Oxfordshire utilizarán biometano a partir de aguas residuales que, tres semanas atrás, los integrantes de cada hogar echaron por el inodoro.

Las compañías de energía británicas British Gas, Thames Water y Scotia Gas Networks esperan como próximo paso, lanzar el proceso en todo el Reino Unido.

De acuerdo con una directiva de la Unión Europea (UE), para 2020 el Reino Unido debe asegurarse que el 15% de la energía que produce proviene de fuentes renovables.

El jefe de energía, tecnología e innovación de la compañía British Gas, Martin Orrill, le dijo a la BBC que el suministro de este tipo de gas a través de la red nacional de energía era un paso lógico en el intento del Reino Unido por cumplir con estos objetivos.

Sin diferencias

Orrill agregó que los clientes no tenían necesidad de sentirse aprensivos. Por el contrario, deben estar orgullosos de participar en un inusual esfuerzo de reciclaje.

"Los usuarios no notarán ninguna diferencia debido a que la fuente de energía renovable no tiene olor y la infraestructura para suministrar el gas a los hogares ya está instalada", añadió.

Todo el proceso debe tomar aproximadamente 23 días, desde el momento en que se tira la cadena del inodoro hasta que se concreta el envío de gas a los hogares.

La utilización de digestores anaeróbicos -bacterias cuidadosamente manejadas- para convertir las heces en un medio de generación de electricidad es un proceso que está bien establecido en todo el país.

Sin embargo, la planta adicional que British Gas instaló en la fábrica de tratamiento de aguas residuales de la compañía Thames Water -en Didcot- limpia el biogás adicional que se produce y lo convierte en un biometano adecuado para ser utilizado en hornillas y en la calefacción central en los hogares.

Katherine Rushton, de 45 años y madre de dos niños, es una de las cabezas de hogar cuyo suministro de gas proviene ahora de aguas residuales.

"Les hablé a mis hijos sobre el tema y al principio arrugaron la nariz, pero luego pensaron que era una gran idea", comentó.

Para 2020 el 15% de la energía que produce el Reino Unido debe venir de fuentes renovables.

"Está hecho de algo que todos producimos y es renovable. Estamos luchando para encontrar fuentes de energía por lo que debemos usar todo lo que podamos. Definitivamente soy partidaria de esta idea", indicó.

Otras empresas energéticas que funcionan en el Reino Unido, como United Utilities y Ecotricity, también han anunciado sus planes para inyectar biometano directamente a la red nacional de energía en una fecha posterior.

United Utilities señaló a la BBC que esperaba que su programa estimado en US$6,8 millones, que permitirá proveer del servicio a 500 casas en Manchester, entre en vigor en el verano de 2011.

Por su parte, Orrill afirmó que este proyecto de US$3,9 millones se ha acelerado ante la perspectiva de incentivos al calor proveniente de energías renovables - una propuesta del ahora opositor Partido Laborista que tenía por objeto dar incentivos económicos a los proveedores de energía para que éstos apoyaran las tecnologías renovables.

"Día histórico"

Según Orrill, el Reino Unido es conocido por tener la "mejor red de gas del mundo" y por ello, tenía todas las condiciones para que la tecnología fuera probada en este país.

El presidente ejecutivo de Scotia Gas Networks, John Morea, afirmó que el proyecto involucró el "reciclaje en su máxima expresión" y señaló que el gas sería purificado a los más altos estándares.

En un comunicado, el ministro de Energía y Cambio Climático del Reino Unido, Chris Huhne, elogió el proyecto.

"Este es un día histórico para las empresas involucradas, para las tecnologías que se encargan de obtener energía a partir de residuos y para el progreso con el fin de aumentar la cantidad de energía renovable en el Reino Unido", señaló.

El mes pasado, Huhne le dijo a los parlamentarios británicos que, en el apuro por llegar a un acuerdo de coalición entre su partido -los Liberales Demócratas- y el Partido Conservador en mayo, él y el conservador Oliver Letwin "se olvidaron" de incluir una referencia a los incentivos, pero aseguró que sería "una parte absolutamente esencial" del cumplimiento de los objetivos del gobierno vinculados a la energía renovable.

Una portavoz del Ministerio de Energía y Cambio Climático del Reino Unido señaló a la BBC que el gobierno aún estaba comprometido a cumplir con sus metas energéticas, pero agregó que los detalles de las propuestas sobre incentivos estaban siendo analizados.

"Es evidente que hay beneficios para el programa, pero también hay que considerar el impacto de los costos, especialmente teniendo en cuenta las limitaciones financieras dentro de las que tenemos que trabajar y el potencial impacto que las opciones de financiación podría tener en las personas vulnerables", dijo.

Sin embargo, Orrill sigue siendo optimista. "Estamos nerviosos, pero confiamos en que el gobierno va a tomar la decisión correcta", indicó.

"Si no lo hacen, entonces el proceso de demostración puede haber sido para nada y se habría perdido una oportunidad para que el Reino Unido produzca gas renovable sobre una base comercial".

El director ejecutivo de Thames Water, Martin Baggs, coincidió con Orrill. "Todos los alcantarillados en Gran Bretaña son una fuente potencial de gas local renovable a la espera de ser utilizada".


martes, 5 de octubre de 2010

Censo marino revela 1.200 nuevas especies




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El primer Censo de la Vida Marina catalogó, en diez años, unas 250 mil especies, 1.200 de ellas nuevas, según anunciaron científicos en Londres.
Los científicos estiman el total de especies marinas conocidas en 250.000.
Un grupo de científicos dio a conocer en Londres el mayor estudio global de especies marinas jamás hecho, que reveló detalles de unas 250 mil especies marinas.
El primer Censo de la Vida Marina tomó unos diez años en realizarse y compiló la mayor base de datos de especies marinas desarrollada hasta el momento. Se espera que ésta sirva para determinar cómo la actividad humana está afectando áreas previamente inexploradas de los ecosistemas marinos.
El censo catalogó unas 1.200 especies nuevas, incluyendo una langosta que pesa tres kilogramos.
El estudio, que ha sido calificado como el más completo de su tipo, involucró más de 2.700 investigadores de 80 países, que pasaron un total de 9 mil días en el mar en 540 expediciones.
"Este esfuerzo de cooperación internacional en este viaje al estilo siglo XXI ha definido de forma sistemática y por primera vez lo hasta ahora conocido, así como el vasto y desconocido espectro de los océanos", dijo Ian Poiner, jefe del Comité organizador del Censo, quien habló así ante una conferencia en Londres realizada para conmemorar "diez años de descubrimientos".
El profesor Poiner recordó que toda la vida de la superficie terrestre depende en última instancia de la vida oceánica.
"La vida marina provee la mitad del oxígeno y buena parte de los alimentos que consumimos, y además regula el clima. Aunque se estima que una buena parte del hábitat marino es desconocido, incluyendo al menos 750 mil especies marinas aún no descubiertas, tenemos mejor conocimiento de la vida marina", agregó el científico.
Un estudio sin precedentes
La investigación, que ha tenido un costo de unos US$650 millones de dólares, involucró a unas 760 instituciones y fue lanzada en el año 2000 con el propósito de responder tres preguntas claves: ¿Qué vivió, qué vive y que vivirá en los océanos?
El censo abarcó unos 17 proyectos de investigación, que incluyeron desde estudios sobre las barreras de corales hasta las cadenas montañosas de las profundidades del Atlántico.
Los científicos señalaron que, aún después de una década de exploración de los hábitats marinos del planeta, no es posible contar con estimados confiables del número total de especies.
Sin embargo, los investigadores identificaron 6.000 potenciales nuevas especies, de las cuales 1.200 han sido catalogadas.
Los científicos también elevaron la cantidad estimada de especies conocidas de 230.000 a 250.000.
Nuevas tecnologías
Los investigadores recuerdan que aún conocemos más de la superficie de la luna que del fondo del mar.
Especies y rutas migratorias fueron catalogadas y los datos recopilados utilizando censores remotos, técnicas de monitoreo de aguas profundas y vehículos robóticos, entre otros. El uso de técnicas de ADN también permitió que los científicos tuvieran acceso a datos que de otra forma no hubieran podido obtenerse.
"Muchas tecnologías utilizadas en este censo podrían pronto formar parte de un monitoreo regular de los océanos dirigido a saber con certeza qué pasa en la vida marina", explicó el profesor Ron O'Dor, uno de los científicos que participó en el censo.
Otro de los investigadores, el profesor Paul Snelgrove, resaltó que aunque el primer Censo de la Vida Marina cumplió su cometido, todavía hay muchos retos.
Snelgrove recordó que aún conocemos más de la superficie de la luna que del fondo de los océanos, que continúan fuera del alcance de la tecnología satelital.
Sin embargo, recordó que cada vez surgen nuevas tecnologías que están permitiendo a los investigadores penetrar más y más las profundidades del mar.